La llegada de la pandemia de COVID-19 cambió las sociedades y la salud de las personas en todo el mundo. Poco después de que comenzara la pandemia, también quedó claro que el COVID-19 también afectó la salud bucal.
El COVID-19 se transmite cuando una persona infectada exhala microgotas o partículas muy pequeñas que contienen el virus. Otras personas pueden inhalar estas microgotas y partículas, o pueden caerles en los ojos, la nariz o la boca, lo que hace que se infecten.
Los síntomas de la infección por COVID-19 pueden variar en duración y gravedad de una persona a otra, pero generalmente aparecen de 2 a 14 días después de la exposición. Los síntomas pueden incluir lo siguiente:
La mayoría de las personas solo desarrollan síntomas de COVID leves a moderados, pero algunas presentan enfermedad grave, y una minoría, normalmente los ancianos o las personas con síntomas inmunitarios debilitados, pueden desarrollar enfermedad crítica. Alrededor de un tercio de las personas infectadas con COVID-19 nunca presentan síntomas.
No está claro el impacto a largo plazo del COVID-19 después de la infección. Algunas personas que se recuperan del COVID-19 siguen presentando problemas de salud en el sistema respiratorio y otros órganos.
Al igual que con los síntomas relacionados con la salud general, los síntomas bucales del COVID-19 pueden variar de una persona a otra, pero pueden incluir:
Estudios recientes revelan una relación entre la enfermedad de las encías y la gravedad de los síntomas del COVID-19. En las personas infectadas, la enfermedad de las encías se asocia con un mayor riesgo de ingreso en la UCI, necesidad de respiración asistida y muerte.
Dichas conclusiones destacan la importancia de continuar manteniendo su salud bucal, continuar con las limpiezas y exámenes dentales regulares, y seguir una sólida rutina de atención de la salud bucal en casa para prevenir la enfermedad de las encías.
La llegada del COVID-19 no solo ha afectado la salud de las personas en todo el mundo, sino que también ha tenido un profundo impacto en las sociedades y las personas por las siguientes razones:
No es de extrañar que el COVID-19 también haya provocado un aumento de las personas que sufren estrés, ansiedad, depresión e insomnio.
Estos problemas de salud mental pueden causar un empeoramiento de la salud general, incluida la salud bucal. Además, el aumento del consumo de sustancias como alcohol, tabaco y drogas ilegales también puede tener un impacto negativo en la salud bucal.
Los problemas de salud mental relacionados con la pandemia también provocaron un aumento del uso de medicamentos recetados, como antidepresivos y ansiolíticos, que también pueden tener un efecto perjudicial en la salud bucal. La sequedad de la boca es un efecto secundario frecuente de los medicamentos y del estrés en sí mismo. Las personas que presentan sequedad de la boca tienen un mayor riesgo de caries e infecciones bucales.
En otros informes, también se observó un aumento del bruxismo, o rechinamiento de dientes asociado al estrés, desde que comenzó la pandemia, así como una mayor incidencia de trastorno de la articulación temporomandibular.
Trabajar o ir a la escuela de forma remota puede presentar aún más desafíos para su salud bucal.
Los estudios revelan que el trabajo o la escuela a distancia pueden provocar un aumento de la caries dental, probablemente porque las personas que trabajan desde casa suelen cepillarse con menos frecuencia y también a consumir golosinas y bebidas azucaradas o ácidas a lo largo del día.
Para ayudar a mantener su salud bucal durante la jornada laboral, cepíllese dos veces al día, use hilo dental al menos una vez al día y elija refrigerios y comidas saludables. Tenga en cuenta siempre que lo que importa es el tiempo general durante el cual los dientes están expuestos, más que el contenido de un solo alimento o bebida.
Aunque muchos consultorios de dentistas cerraron para todos los servicios excepto la atención de emergencias en los primeros días de la pandemia, desde entonces los consultorios dentales han vuelto a abrir. La American Dental Association (ADA, por sus siglas en inglés) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan ahora que los equipos dentales sigan protocolos de prevención de infecciones más estrictos.
Por supuesto, los dentistas y su personal deben lavarse las manos, esterilizar las herramientas y usar equipo de protección, pero toman medidas adicionales para ayudar a prevenir las infecciones por COVID-19. Consultorios:
Llame a su consultorio dental para preguntar acerca de sus protocolos contra el COVID-19 y analizar si las medidas de protección de su dentista le hacen sentirse lo suficientemente seguro como para visitarlo.
En los primeros días del virus, algunos especularon que el uso de enjuagues bucales antibacterianos o el cepillado frecuente podría ayudar a reducir el riesgo de transmisión. Sin embargo, actualmente no hay pruebas de que el uso de productos de cuidado bucal pueda impedir que se contraiga el virus. Del mismo modo, no hay pruebas de que el uso de productos de atención de la salud bucal pueda hacer que sus síntomas de COVID-19 sean menos graves o lo ayuden a recuperarse más rápido.
Algunos productos de atención de la salud bucal pueden reducir la cantidad de virus presente en la saliva, pero esto no hace nada para prevenir la infección (el virus está presente en la saliva solo si ya está infectado) o para reducir los síntomas. Se necesitan más estudios para determinar si los productos de atención de la salud bucal podrían ayudar a reducir el riesgo de transmisión a otras personas.
Cepíllese dos veces al día, use hilo dental y enjuague con flúor para mantener su salud bucal. Para reducir el riesgo de transmisión del COVID-19, vacúnese, mantenga el distanciamiento social y use una mascarilla en espacios públicos cerrados.
Última actualización: 4 de abril de 2023
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